sábado, 7 de diciembre de 2013

LOS HORNOS DE PAN

Horno anexo de mampostería de piedra sin revestir. Cortijo el Fraile. Nijar.

Si nos preguntásemos que construcción tradicional era algo imprescindible en  estas fechas otoñales, vísperas  de Navidad, y en plena época de la matanza del cerdo  y en plena época  de elaboración de dulces navideños, contestaríamos sin lugar a  duda, los Hornos de Pan. 

Podemos definir los llamados hornos de pan, como pequeñas construcciones ligadas a las viviendas, cortijos y núcleos de población en los que habitualmente se cocía el pan, y también se realizaban otras preparaciones como dulces y  asados de carne.
Horno anexo revestido. Cortijo El Sotillo. San José. (Nijar).

Una clasificación  amplia y  genérica de éstos podría ser hornos anexos (a la vivienda), y hornos exentos, y aunque ambas soluciones se entremezclan en todo el territorio Almeriense, suelen predominar los hornos exentos en el norte de la provincia de Almería, valle del Almanzora y costa Levantina y en las Alpujarras, valle del Andarax y  Filabres son mas habituales las soluciones de hornos adosados.

Las soluciones adosadas tienen la ventaja que la boca está hacia el interior de la vivienda y por tanto es mucho más cómodo el proceso de cocción, siendo además en épocas invernales y de frío un recurso eficiente de calefacción en la vivienda.

Boca de horno interior vivienda. Cortijo el Sotillo. San José. Nijar
El otro tipo de horno, estaba separado del cortijo o vivienda y muchos de ellos eran  comunales, y servían  para abastecer a los habitantes de la comunidad que no disponían de horno propio. 

En general todos los hornos constan de dos partes: la base y la cúpula. La base era casi siempre  de forma circular y  maciza hasta el suelo. Para su construcción  se utilizaba un variado conjunto de materiales, que obedecía como es lógico en la arquitectura tradicional, a tradiciones y ritos.

Las bases  se realizaban normalmente mediante un muro perimetral  de mampostería de piedra y  en  su interior se rellenaba superponiendo diferentes  capas que   dependiendo del lugar,  éstas solían ser de arena, barro, piedra, escorias o escombros. Sobre estas capas, en algunas zonas se colocaba una capa de sirle  (estiércol de cabra u oveja), la cual hacía que se conservara en el interior aún más el calor y  sobre ésta se colocaba una capa de sal, sobre la cual y por último descansaba la solera del horno realizada normalmente de barro o de   ladrillos de barro de tierra colorada (rubial). A veces estos ladrillos de la base  se colocaban sin cocer, siendo necesario quemar bálago en el primer uso del horno para que éstos quedaran cocidos.

Las dimensiones de los hornos domésticos varían  bastante y su diámetro oscila entre 1 y 3 metros,  condicionando las dimensiones del diámetro de la base a  la altura de la cúpula. Esta variedad de capacidad da lugar a hornos de una fanega, media fanega, tres cuartillos, etc..

Horno exento mancomunal. Lubrin.
La cúpula al igual que la base se construía con diferentes materiales dependiendo de la zona. La estructura de la cúpula  se realizaba normalmente bien de adobe o bien de mampostería de piedra tomada con barro o yeso. El  funcionamiento de estas piedras o adobes era igual que las dovelas de cualquier cúpula  y se coronaba y cerraba con una clave.

 Esta estructura podía o no estar revestida interior y/o exteriormente y también aquí  se solían utilizar diferentes materiales pudiéndonos encontrar revestimientos de mezclas de barro con paja, mezclas de cal, mezclas de yeso con barro, mezclas de yeso, barro y paja, mezclas de tierra colorada con yeso, etc....

Estos revestimientos tenían la función sobre todo de proteger de la lluvia a la estructura de los hornos que se encontraban al aire libre  además de colaborar en  la conservación del calor en el interior del mismo.

Horno Comunal de esquistos y lajas de pizarra en Castro de Filabres.
Otro elemento del horno es su boca que sirve de acceso a su interior, esta boca dispone de una base dispuesta  al ras de la propia boca, en la que se dejaban los alimentos que iban a ser cocinados. Las puertas de la boca eran realizadas con puertas de chapa de hierro o bien se le colocaba una gran laja de piedra.

Otro elemento que generalmente, aunque no siempre, llevaban los hornos eran los respiraderos que habitualmente solían colocarse encima de la puerta, en los laterales o en la parte trasera. Éstos servían como aliviaderos de calor para cuando el horno alcanzaba una graduación demasiado elevada. La denominación de estos respiraderos es variada y dependiendo del lugar o población se les solía llamar: boquete, chimenea, gramera, lumbrera, tronera, piquera, flamero, oído...



Detalle tipo de horno construido en Oria (norte de la provincia de Almería) 

El horno de pan es por tanto otro elemento  más de nuestra arquitectura tradicional, que durante muchos años lució en muchas viviendas de nuestros pueblos, aldeas y cortijadas, y que dio  identidad a nuestra tierra, siendo además el instrumento con el que muchas familias pudieron disfrutar en tiempos de escasez de una autentica y buena gastronomía y sin olvidar tampoco que esta seña de identidad formó parte también del telón de fondo de muchos e importantes  rodajes de películas en nuestra tierra.

Por un puñado de dolares. Escena en Cortijo El Sotillo, San José.

Por un puñado de dolares.Escena Interior Cortijo El Sotillo, boca de horno al fondo.

jueves, 15 de noviembre de 2012

LOS ALJIBES GANADEROS

Aljibe Ganadero de bóveda de Cañón en Rambla de Castro de Filabres.
Como todo el mundo sabe el aljibe es un depósito destinado a guardar agua  procedente de la lluvia. El origen de esta denominación viene del árabe hispano (algúbb).

Estas construcciones son típicas en zonas propias de escasez de agua y de climas áridos, y es por eso que podemos encontrarlo sobre todo en el sudeste español (Almería, Granada y Murcia). Y dentro de la provincia de Almería en las zonas del campo de Dalias, Níjar, Tabernas y Filabres. 

Es por tanto  un elemento muy característico en el paisaje Almeriense y  es sin duda una de las construcciones tradicionales que muestra y representa la adaptación del habitante de estos territorios  al medio. Una lucha constante por conseguir, captar y almacenar ese elemento indispensable para la vida: El Agua.

Los Aljibes podemos clasificarlos  según la forma y según su función. Según la forma tenemos los "de bóveda de cañón" que tal y como se señala en el esquema, son de planta rectangular y  se cierran mediante una cubierta de este tipo de bóveda, y "los tanques",  los cuales son cerrados mediante  cúpulas.

Por otro lado podemos   clasificarlos según su función, obteniendo la siguiente clasificación:
- Domésticos,  situados en el interior de la vivienda, que captan el agua de los terrados.
- Agropecuarios, situados cerca de la vivienda y que abastecen a la casa y a los animales.
Ganaderos, de grandes dimensiones, situados en las cañadas, vías pecuarias y en las llanuras.
- Militares, en el interior de fortificaciones y castillos, como ocurre en el castillo de Velefique.
- Mineros, de gran capacidad, construidos  a finales del siglo pasado con el auge de la minería almeriense
- De abastecimiento urbano, que funcionaron como los actuales depósitos                  

Los más  destacables por su función y dimensiones son los grandes aljibes ganaderos, con capacidades de 200-300 m3, que fueron construidos junto a las rutas de los ganados trashumantes que existían entre Sierra Nevada, Sierra de Gádor y de los Filabres y la zona costera.

Estos aljibes ganaderos se ejecutaban, realizando un embalse de planta rectangular y subterráneo y cubiertos mediante una bóveda de cañón. Los aljibes árabes más antiguos se construían empleando piedras unidas con argamasa (cal grasa y arena), mientras que los más modernos eran de ladrillo. 


Las dimensiones de estos aljibes, planteaban,  un  problema constructivo: la estabilidad de la cubierta. Este problema era resuelto ejecutando  varios arcos fajones de refuerzo e incluso, a compartimentar la nave con un muro. 

Fuente: Diputación de Almería.
Por otro lado, y dada sus grandes dimensiones, existía un reto o problema añadido en este tipo de aljibes: La captación suficiente de agua para su almacenaje. Esta  cuestión quedaba  resuelta  al diversificar los elementos de captación. Para recibir más agua de escorrentía las captaciones de los aljibes se orientaban, paralelamente, a las líneas de nivel en un relieve llano, de suave inclinación, o bien en la base de cerros o pequeños promontorios o la misma cabecera de barrancos o incluso bordes y cunetas de caminos.

Tradicionalmente se ha pensado que que este tipo de captaciones y almacenaje, son heredadas de la época medievo-andalusí, pero realmente, este tipo de construcciones tienen sus raíces en periódicos prehistóricos en épocas del neolítico tardío y de la edad del bronce, como así lo demuestran los restos de depósitos en yacimientos pertenecientes a la cultura Argárica y Millares, y los aljibes y sistemas de captación encontrados en el poblado de Terrera Ventura de Tabernas. Aunque si es cierto que  su gran desarrollo y expansión por el territorio fue en el periodo medieval, debido a la importancia en esta época de   la ganadería y trashumancia.

Desde mediados del siglo XX, estos aljibes no se utilizan, y a pesar de su abandono se mantienen en general en buenas condiciones. Y aunque en la actualidad siguen    siendo  reclamados   por algunos pastores que se resisten a perder el derecho de paso y aguada, el recuperarlos será tarea difícil, quedando por tanto sentenciados  al deterioro paulatino y al  enterramiento y desaparición de este elemento etnográfico con D.N.I. almeriense y al olvido y desconocimiento  de nuestra  cultura hidráulica tradicional.

Parte delantera Aljibe Ganadero en Rambla de Castro de Filabres.

Interior Aljibe Rambla de Castro de Filabres.

jueves, 27 de septiembre de 2012

LAS NORIAS DE SANGRE


Almería, como todo el mundo sabe es una tierra de clima Mediterráneo, es decir, mucho  Sol y  poca lluvia. Un clima seco y árido que aún más se agrava en la comarca del desierto de Tabernas y de Filabres-Alhamilla.  Esto ha provocado  que tradicionalmente el hombre  de estas tierras,  buscara la manera de captar, extraer, almacenar y utilizar de manera eficiente   un elemento esencial para sobrevivir: El Agua.

Pues bien, con este post dedicado a "las norias de sangre"  abriremos una sección dentro la Arquitectura tradicional o popular, dedicada a estas  obras de ingeniera, que resuelven la captación y la extracción del agua.

Son  llamadas norias de sangre  porque funcionaban con  tracción animal  y la que aquí os presento  en fotografías  es la noria de Lucainena de las Torres, ubicada  en el paraje del Saltador.
Este elemento de "ingeniera civil" consiste en un pequeño ruedo o "andal",  con un pretil en su perímetro y realizado con muros de mampostería de piedra, con contrafuertes. Dicho andal, está sobre elevado con respecto al terreno colindante para facilitar la evacuación del agua extraída, gracias al desnivel provocado por esa  diferencia de alturas.


A este ruedo se accede mediante rampas y en el centro de éste está el pozo con brocal (antepecho) de caja alargada, casi siempre rectangular. En la  parte superior de este pozo se coloca una máquina  para elevar el agua hasta la superficie, compuesta básicamente de dos grandes ruedas: una horizontal, llamada "Arbolote", de la cual sobresalía un "Mayal" o palo de palanca, el cual se sujetaba sobre una pieza de metal que o bien permitía la introducción de éste en su interior, o bien se apoyaba sobre la misma fijado con dos abrazaderas, al que se enganchaba el aparejo de la bestia de raza equina (burra o mula) que iba  ataba para que en su movimiento  de traslación por el ruedo o andal, hiciera que la  rueda o arbolote girara y ésta a su vez  transmitiera su giro a otra rueda vertical, llamada rueda del agua, la cual estaba  provista de una hilera  de arcaduces o cangilones, que con el movimiento y  al estar en contacto con el agua del pozo, estos se llenaban y se elevaban a la superficie, depositando el agua acumulada  en un conducto,  tipo acueducto y/o acequia que conducían el agua a una balsa de riego, a la cual también se le adhería un lavadero 





Como siempre, mucho de este patrimonio cayó  en el  deshuso por la evolución y el "progreso" y fueron desapareciendo de nuestros campos y paisajes,  aunque  en la provincia  de Almería podemos toparnos de vez en cuando con algunas de estas construcciones,  como es la noria de  Lucainena de las Torres y visible desde la Vía Verde,  y la que es quizás la noria más "mediática" o reconocida y mejor conservada: La Noria del Pozo de los Frailes (Nijar), a la cual pertenecen los esquemas o dibujos explicativos.

Como siempre, lo que más me llama la atención de todas estas construcciones, es la capacidad del hombre para sobrevivir en situaciones en las que no existen o son escasos  los recursos y los únicos   medios disponibles para su captación y aprovechamiento, son el ingenio, el conocimiento de su entorno y la ayuda de algún animal.


Acequia para conducción del agua hasta el embalse

Ruedas metálicas y pozo 

Rampa acceso en lateral

Embalse  y Lavadero

viernes, 20 de abril de 2012

LAS CUBIERTAS DE ALEROS DE PIZARRA



Si algo sorprende cuando se visita por primera vez poblaciones como Senés, Castro de Filabres, Velefique, Olula de Castro y otros pueblos situados en la zona occidental de los Filabres, son las construcciones de pizarra. Es como si nos hubiésemos trasladado a zonas que nada tienen que ver con el sur de España y con Almería y que sí tienen que ver con zonas de la cordillera Cantábrica y Pirenaica.
Uno se pregunta el porqué de este tipo de construcciones en Almería, el porqué de este tipo de tejados elaborados con lajas de pizarra, cuando lo habitual en Almería son las cubiertas planas o terrazas en las zonas próximas a la costa y las cubiertas con  teja curva árabe en las zonas de interior y montaña.

Pues la respuesta es fácil, la pizarra es un material autóctono y abundante en esta sierra, por lo que  su utilización era lógica ya que abarataba y facilitaba el transporte de dicho material, el cual se extraía  por los propios habitantes en los montes cercanos y era trasladado hasta el lugar de colocación, utilizando los animales de labranza y carga como burros y mulos.

Además de esta condición logística, existen  más  razones que hacen que la pizarra se utilizase de manera preferente para las cubiertas. Como todos saben, la pizarra es una  roca metamórfica que se fragmenta en planos de exfoliación creados durante el metamorfismo, siendo por tanto un material ideal para crear estas lajas  de grandes dimensiones y como colofón a todo esto, la pizarra resulta ser un  material por naturaleza muy impermeable.

Después de esta “pequeña” introducción para situarnos, pasamos a comentar la que es sin duda la característica más peculiar de la Sierra de Filabres: La Cubiertas de Lajas de Pizarra o de Aleros.
Existían dos formas para la construcción de estas cubiertas de aleros o lajas. Una de ellas era la que una vez colocadas las vigas o rollizos de madera  se colocaba   directamente sobre éstas las lajas  y la otra más habitual,  era la que una vez colocadas las vigas de madera se colocaba sobre éstas un cañizo, más una capa de barro con la pendiente deseada y sobre todo esto se daba asiento a las lajas de pizarra.

Pero lo importante y singular  de este tipo de cubiertas  es que poseen dos inclinaciones o corrientes para la evacuación del agua y la forma particular de solapar las lajas. Los aleros se colocaban formando faldones con dos caídas, una de ellas igual que el resto de cubiertas inclinadas desde la parte superior del faldón hasta la parte inferior dándole un 20-30% de inclinación, y  la otra caída o corriente es la que se le daba en uno de los laterales con 5-10% de inclinación, haciendo que el faldón vierta el agua no de manera  perpendicular y  como es habitual siguiendo la línea de máxima pendiente del plano inclinado, si no que la dirección con la que vierte el agua es la que va desde una de las esquinas superiores del propio faldón en diagonal hacia el lado opuesto inferior (Fig. 1).


-Figura 1-

-Figura 2-
Esta técnica de doble pendiente se complementa con la técnica del solape de las lajas o aleros, la cual se realiza comenzando desde la esquina o vértice del faldón más bajo y siguiendo un proceso ascendente y ordenado hasta colocar la última pieza en el vértice superior y opuesto al más bajo (figura 2).  Las piezas son colocadas con solape, es decir la segunda monta sobre la primera variando este solape de estas piezas  entre los 5 y  20 cm, dada la irregularidad de las piezas. Todo ello tenía un único  fin, que el agua no se introdujese entre ellas y dieran lugar a las no deseadas goteras. El material de agarre para estos aleros era el barro y  en la actualidad mortero de cemento pobre.

Comentar también que los bordes de estas cubiertas, se resolvían volando piezas del mismo material pero algo más finas, consiguiendo líneas rectas y paralelas a la fachada.

Aunque existen cubiertas resueltas en dos vertientes, estas son poco frecuentes y  lo normal es la solución de una  sola agua o vertiente. Por tanto, aunque en muchas ocasiones se observen vertientes a dos aguas, no se trata de armaduras de parhilera sino de superposición de volúmenes adosados, cada uno con sus propias cubiertas aunque no es  lo habitual porque  es difícil que coincidan en la altura máxima, además de que esto sobrecargaría el muro de carga central.

Así explicado no parece difícil, pero lo cierto es que la colocación de las losas en las cubiertas es una cuestión de una dificultad grande, por cuanto depende de un gran conocimiento y oficio por parte de albañiles especializados para saber disponer correctamente unas losas sobre las otras y pocos son los que quedan en activo y pocos son los que  han adquirido y heredado el conocimiento y la destreza para ejecutar este tipo de cubiertas. En consecuencia, el avance de soluciones fáciles y más baratas,   como los tejados con teja mixta de hormigón, cubiertas de placas onduladas y  cubiertas planas con terminaciones en baldosín catalán y telas asfálticas autoprotegidas, están invadiendo, contaminando  y destruyendo algo único en la sierra de los Filabres: Las cubiertas de aleros de pizarra.



lunes, 9 de abril de 2012

CIAT: CENTRO INTERPRETACION DE LA ARQUITECTURA TRADICIONAL.


El primer Post de este blog, he querido dedicarlo a hablar sobre el Centro de Interpretación de la Arquitectura Tradicional de Castro de Filabres, por ser un edificio  donde además de haber formado parte de la Dirección Facultativa, he disfrutado  durante  la ejecución de la obra, pudiendo  aprender las técnicas tradicionales de construcción de cubiertas de lajas de pizarra, ó como se les llama tradicionalmente en la zona: cubiertas de "aleros".
 
 El CIAT es una iniciativa de  la Mancomunidad de Municipios para el desarrollo de los Pueblos del Interior y   está situado en el mismo corazón de Castro de Filabres, junto al Ayuntamiento y la Iglesia, emplazado sobre una antigua balsa, cuya mina de agua excavada en la roca  se puede ver en el acceso a la planta sótano.

La construcción ha pretendido innovar por medio de un edificio de nueva construcción, a la vez que evocar algunas de las características de la arquitectura tradicional de la sierra de Los Filabres, para que sirva de ejemplo de innovación e integración. Para ello se ha conservado el muro exterior de mampostería  que tenía la antigua balsa, se ha jugado con volúmenes para adaptarse a las soluciones tradicionales, y se han realizado las  cubiertas con solape tradicional de pizarra.
        
Este edificio fue inaugurado en Marzo de 2.011 y consta de tres plantas, la planta baja  que está dedicada a la arquitectura tradicional y todas sus tipologías constructivas desarrolladas en la comarca, la planta alta  se dedica en exclusiva a la arquitectura de la pizarra desarrollada en el área de la sierra de Filabres, y la planta sótano para exposiciones y  usos múltiples.

En el CIAT conoceremos algunos de los rasgos más distintivos del territorio de la Mancomunidad de Municipios, y podremos recorrer las diferentes tipologías construcctivas, realizadas para poder satisfacer las variadas necesidades relacionadas con el trabajo y con el resto de aspectos de la vida cotidiana, en torno del agua, agricultura,  ganadería espacios religiosos, y el hábitat (viviendas, cortijos y núcleos de población).

 El centro además de ofrecer al  visitante  un recorrido por las principales características de esta arquitectura,  constructivas y  bioclimáticas, quiere conseguir calar en la propia población del territorio para la recuperación de estas formas y características tradicionales.


Los apasionados y curiosos de la arquitectura tradicional, así como aquellas personas que aún no conocen la arquitectura de la pizarra, están "obligados" a visitar este centro de interpretación y  la comarca, una comarca que es única a la vez que desconocida, donde podremos descubrir y valorar como los habitantes de ese territorio supieron adaptarse de una manera ingeniosa y sostenible a su entorno, a su oreografía y  a su clima, construyendo con técnicas y materiales únicos y exclusivos  en la  mitad sur  Peninsular.



Mina de agua excavada en roca.